En 2017 decidí dar un salto cualitativo en mi equipo adoptando la Nikon D750. Esta cámara, con su sensor full-frame de 24.3 MP, supuso una evolución en términos de calidad de imagen, rendimiento en condiciones de poca luz y versatilidad creativa.

Durante este período, hasta el 2025, la D750 me permitió capturar de forma excepcional los detalles y matices de la Semana Santa en Linares y Granada, además de otros eventos y paisajes. Su capacidad para manejar contrastes y ofrecer imágenes nítidas marcó una etapa muy importante en mi evolución fotográfica.